ARQUITECTURA
La arquitectura no sufre renovación en este periodo.
El gusto gótico de los románticos se mantiene en primera línea, aunque en el último cuarto de siglo comienza a emplearse tímidamente el hierro en las construcciones.
ESCULTURA
En Francia el escultor más destacado es J. D. Carpeaux (1827-1875), autor del célebre grupo "La danza".
(Imagen 1) relieve que decora la Ópera de París y que representa de forma clasicista a un grupo de bacantes bailando desnudas en torno a un genio alado, en clara exaltación de la alegría y el gozo de la vida.
En Bélgica encontramos a el gran escultor Constantin Meunier (1831-1904). Muy realista, en sus bronces representa la temática de la clase obrera en el trabajo. Sus figuras están llenas de dignidad en el sufrimiento. "El minero"(Imagen 2), "El pocero" (Imagen 3).
PINTURA
En 1830 se produce un movimiento de gran importancia que, aunque convive con la pintura romántica francesa, se despega de ella en los temas y en la técnica, preparando el advenimiento de la pintura realista. Es la Escuela de Barbizón o escuela de 1830, formada principalmente por Theodore Rousseau, Jean Francois Millet, J. Dupré y G. Corot.
El gran pintor de esta escuela es Millet.
Amante de la vida natural y profeta de una auténtica religión de la naturaleza, en sus cuadros los árboles, animales, las hierbas y las piedras cobran un sentido nuevo y desconocido. Las obras más importantes de Millet son: El Angelus(imagen 4), El sembrador (Imagen 5) y Las espigadoras (Imagen 6).
Todo son temas rústicos pero, a diferencia de sus compañeros de la Escuela, Millet incluye la figura humana en sus cuadros y de una forma además que intuye el acercamiento de la estética realista.
Otro grande de la pintura realista es Gustave Courbet(1819-1877): figura simbólica y casi legendaria para los artistas del Realismo. Comenzó como pintor romántico pero pronto abandonó esa postura y buscó la realidad de los temas populares. Sus dos obras más famosas: El picapedrero (Imagen 7) y Un entierro en Ornans, (Imagen 8) le valieron el desprecio y la segregación de la burguesía francesa.
Del último cuadro se dijo que “el realismo es un sistema de pintura salvaje en que el arte esta envilecido y degradado”.
"Tanto horror a causa de la pintura de Courbet, produjo un auténtico escándalo, como lo producían las novelas de Eugene Zola." (E. Valdearcos)
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